Al príncipe Andrés se le conoce por su amistad con el poderoso delincuente sexual Jeffrey Epstein. Al príncipe Enrique, por su díscola juventud y, más recientemente, su muy pública -y publicitada- salida de la familia real británica de la mano de su esposa, Meghan Markle. Al rey Carlos III, por su tormentosa vida romántica. Y a la princesa Ana de Inglaterra, por su devota implicación en el trabajo y en un gran número de causas sociales, tan destacable que fue nominada al Premio Nobel de la Paz en 1990.
Hermana menor del rey Carlos III, Ana de Inglaterra es la segunda hija de la reina Isabel II y del príncipe Felipe, duque de Edimburgo. Ostenta el título de princesa real desde 1987 y ocupa el decimoséptimo puesto en la línea de sucesión al trono británico. En 1974 Ana fue designada Comandante en Jefe del Servicio Naval Real de Mujeres, renombrado como mujeres en la Marina Real en 1993, debido a la integración del Servicio Naval Real de Mujeres en la Marina Real. Ana tiene el rango de almirante desde 2012.
ana de inglaterra: Una vida sencilla dedicada al trabajo
Uno de los principales aspectos por el que se la conoce, y por el que ostenta tal popularidad, es su vida sencilla y austera, dedicada al trabajo y las causas benéficas. En un país protestante como el Reino Unido, estas prioridades y estilo de vida generan mucha admiración ante el gran público. Se la conoce como la “más trabajadora de la familia real” debido al gran número de compromisos profesionales con los que cumple al año: destaca que en 2022 alcanzara los 214 en comparación con los 181 de Carlos. La encuesta de Ipsos de este año la confirma como es el miembro de la familia más popular solo por debajo de los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina.
Las actividades de la princesa real se centran, particularmente, en causas benéficas, y se distinguen por estar ligadas a organizaciones de gran credibilidad y popularidad en este ámbito: desde la ayuda a la infancia más vulnerable con Save the Children —en la que tiene el papel de presidenta en Reino Unido desde 1970— a WISE (Women into Science and Engineering, “Mujeres en los campos de la ciencia y la ingeniería”) hasta, centrado en el continente africano, el Riders for Health (“Conductores por la Salud”). Además de ser patrona de estas organizaciones, Anne está involucrada en el Carers Trust (“Fondo para Cuidadores”), que fue creado por iniciativa suya en 1991: esta organización benéfica apoya a quienes toman el rol de cuidadores de allegados afectados por discapacidades o enfermedades crónicas.
El otro aspecto por el que se conoce a Ana es su éxito como deportista, así como su participación en todo lo referente a este ámbito. Durante toda su vida la princesa real ha sido una apasionada de equitación. Triunfó en el Campeonato de Europa de Concurso Ecuestre: fue ganadora de medallas de oro y plata en los años 1971 y 1975. En 1976 llegó, incluso, a competir en los Juegos Olímpicos de Montreal, algo que ningún miembro de la familia real había hecho antes.
Su papel en el mundo del deporte no se limita a su participación en las competiciones. Entre 1986 y 1994 presidió la Federación Ecuestre Internacional; en 2012 fue miembro del comité promotor de la candidatura de Londres como sede de los Juegos Olímpicos; y en 2016 fue presidente de la Asociación Olímpica Británica y, como tal, visitó la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, para apoyar al “Team GB” (así se llama al equipo de Gran Bretaña).
Una royal cercana y down to earth
Otro aspecto de la princesa Ana que contribuye a su popularidad es su disposición a entrar en contacto con la cultura popular: en 1987 participó como concursante en un programa de televisión de la BBC llamado A Question of Sport (“Cuestión de deporte”). En 2019, se hizo viral en las redes sociales un vídeo que la retrataba encogiéndose de hombros ante su madre, la reina Isabel II, en una recepción de la OTAN en el Palacio de Buckingham: se rumoreó que la reina le estaba echando la bronca por no saludar al entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump. Aunque hubo medios que lo desmintieron, nada evitó que el vídeo fuera tendencia en las redes sociales.
Involucrada además con la educación en su país, Ana fue designada rectora de la Universidad de Londres en 1981, y se convirtió en rectora de la Universidad de Edimburgo en 2011.
Aunque la princesa Ana es una devota monárquica, decidió no darles a sus hijos un título real: deseaba que estos tuvieran una vida lo más normal posible. Con su primer esposo, el jinete británico Mark Phillips, la princesa real tuvo a sus dos hijos, Peter Phillips y Zara Tindall, y cinco nietos. En 1992, tras su divorcio de Phillips, se casó con el vicealmirante Sir Timothy James Hamilton Laurence.
Rodeada de escándalos, Ana de Inglaterra demuestra día a día que ella es capaz de, a pesar de todo, keep calm ('mantener la calma'), como dicen los británicos, y seguir trabajando.