Recientemente decidí dejar de comer alimentos azucarados. No pensé que sería tan difícil, casi nunca compro galletas y rara vez me doy un gusto con helado o pasteles. Sin embargo, cuando intenté dejar de consumir azúcar, me di cuenta de lo arraigado que está en mí el hábito de comer algo dulce. Después de cada comida principal, siento antojo de algo dulce, ya sea un trozo de chocolate, un yogur de fresa o incluso (no se lo digan a mis hijos) un pequeño bol de cereal azucarado. Para mí, el final de la cena es un momento que actúa como un disparador de mi antojo. He comido cosas dulces tan a menudo después de una comida que se ha convertido en un hábito, y uno que no es fácil de romper. En este artículo exploramos qué es un hábito y qué podemos hacer para formarlos y romperlos.
Cómo romper con malos hábitos y crear hábitos nuevos
Qué es un hábito
En su esencia, un hábito es una respuesta automática a una señal específica, como terminar la cena y luego tomar un yogur dulce. Piénsalo como el piloto automático de tu cerebro. Cada vez que respondes a una señal -por ejemplo, revisar tu teléfono tan pronto como te despiertas- tu cerebro refuerza esa conexión.
Con el tiempo, esta acción repetida se vuelve tan arraigada que requiere un esfuerzo consciente mínimo. Nuestros cerebros están programados para hacer esto porque es más eficiente. Estos hábitos inconscientes liberan "espacio cerebral" para otras tareas que sí requieren nuestra atención consciente. Si queremos romper un mal hábito o crear uno nuevo, tenemos que salir de nosotros mismos y volvernos conscientes o estar atentos a nuestros comportamientos.
Para dar un ejemplo, si eres una de esas personas que pulsa el botón de repetición varias veces antes de levantarse y esto es algo que quieres cambiar, lo primero que necesitas hacer es decidir cambiar. Y esto no se trata solo de fuerza de voluntad. Si nos confiamos únicamente en la fuerza de voluntad para cambiar un hábito o crear uno nuevo, las investigaciones muestran que es más probable que fracase si no recibimos ayuda adicional.
¿Qué es esa ayuda adicional? Se trata de observar los factores ambientales que ayudan a mantener nuestros comportamientos. En el ejemplo de pulsar el botón de repetición 10 veces antes de levantarse, si quieres dejar de hacer eso, necesitas cambiar algo en tu entorno que te ayude. Pon el despertador en el otro lado de la habitación para que pulsar el botón de repetición sea mucho más difícil (cuando te levantes de la cama para apagarlo, serás más consciente de tu comportamiento y podrás decidir si quieres cambiarlo o no).
¿Se puede considerar un hábito el aprendizaje de idiomas?
En mi opinión, sí, se puede.
Aprender un idioma es algo que debe estar presente todos los días en nuestras vidas. ¿Por qué? Porque aprender algo nuevo significa reconfigurar nuestro cerebro, haciendo nuevas conexiones. Esto es algo que no podemos lograr si solo vamos a una clase de inglés dos veces a la semana.
Imagina que has estado estudiando los verbos en pasado simple en inglés durante años, pero nunca parece que los recuerdes en el momento de hablar. ¿Qué puedes hacer para ayudar? Necesitas involucrar activamente tu cerebro para pensar en inglés tan a menudo como sea posible.
Las investigaciones muestran que si emparejas un comportamiento nuevo con uno que ya haces con frecuencia, es más probable que tengas éxito. Por ejemplo, cada vez que te laves los dientes, repasa en inglés en tu cabeza lo que hiciste el día anterior. De esta manera, estás practicando los verbos en pasado simple de una manera significativa y personalizada. Esto significa que estás activando esas neuronas y fortaleciendo las conexiones. Todo se trata de crear nuevas conexiones en el cerebro y luego hacerlas más fuertes.
¿Por qué tardamos tanto en romper los malos hábitos?
Si formar un hábito es como plantar una semilla, romper un hábito es como arrancar un árbol profundamente arraigado. Es difícil, pero no imposible. Los hábitos son comportamientos aprendidos. Si queremos romper un hábito, tenemos que desaprenderlo.
Esto toma tiempo y consistencia para que las conexiones neuronales en nuestro cerebro se deshagan con el tiempo. Por ejemplo, si asocias tomar un café con fumar un cigarro, te tomará muchas tazas de café antes de que esa asociación se desvanezca. Esto se debe a que la asociación automática está incrustada en nuestras neuronas. Qué tan rápido se desvanezca un hábito depende de factores como cuánto tiempo lo has tenido, cuán a menudo lo has repetido y tus tendencias personales.
Generalmente, el desgaste de los hábitos sigue una tendencia desacelerada: cuanto más tiempo pases sin practicar el hábito, menos probable será que recaigas en él. Por supuesto, esto no significa que no puedas tener algún desliz—y está bien. El objetivo es el progreso, no la perfección.
"Food for thought"
Los hábitos pueden parecer comportamientos simples y automáticos, pero nada más lejos de la realidad. Son el resultado de una interacción compleja entre tu cerebro, tu entorno y tus acciones. Y aunque romper los malos hábitos o formar nuevos puede ser un desafío, está lejos de ser imposible. Al comprender la ciencia detrás de la formación y el cambio de hábitos, puedes tomar el control de tu comportamiento y prepararte para el éxito, un pequeño paso consistente a la vez.
Así que, la próxima vez que te encuentres alcanzando esa galleta o saltándote esa práctica de inglés, recuerda: no solo estás luchando contra tu fuerza de voluntad. Estás reconfigurando el propio cableado de tu cerebro, y el cambio comienza con una pequeña acción. ¡Si podemos repetir esa pequeña acción una y otra vez, entonces empieza la reconfiguración!
Uno de las principales preocupaciones de los estudiantes de inglés es cómo recordar todo lo que aprenden. Tras 25 años de experiencia en la enseñanza del idioma, Natalie tiene cinco consejos de probada eficacia para que sus alumnos recuerden -y pongan en práctica- sus conocimientos. Te interesará: 5 consejos para no olvidar el inglés que aprendemos.