La comida inglesa es un mundo de contrastes, tan diversa como la historia que la acompaña. Desde platos arraigados en la tradición hasta creaciones que desafían los límites del paladar, ha sido objeto de opiniones encontradas a lo largo del tiempo. Algunos la veneran por su reconfortante sabor, mientras que otros la critican con fervor. En este artículo, que hemos titulado “Comida inglesa: 9 alimentos ingleses que amas u odias”, nos sumergimos en un viaje culinario explorando nueve platos emblemáticos que han dividido las opiniones de comensales de todo el mundo.
9 alimentos ingleses que amas u odias
En el debate sobre la comida inglesa, no hay respuestas correctas o incorrectas. Lo que para algunos puede parecer poco apetecible, para otros es un manjar delicioso. Lo importante es acercarse a estos platos con una mente abierta y un espíritu aventurero. Al final, la comida inglesa es mucho más que sus ingredientes: es historia, es cultura y, sobre todo, es una invitación a explorar la diversidad de sabores que el Reino Unido tiene para ofrecer.
1. Marmite
Esta pasta de levadura, con su distintivo sabor salado e intenso, es un verdadero ícono de la gastronomía británica. Algunos lo consideran un alimento imprescindible que extienden generosamente sobre tostadas en el desayuno o añaden a sopas y guisos para realzar el sabor. Sin embargo, para otros, el aroma fuerte y el sabor peculiar de la Marmite son difíciles de tolerar, y lo evitan a toda costa. Según los ingleses, en cuanto al Marmite no hay un término medio, o lo amas o lo odias. ¿Quieres aprender más de esta pasta mientras mejoras tu inglés? Te recomendamos A Short History of Marmite. Como todos nuestros artículos exclusivos para suscriptores, no sólo lo podrás leer, sino también escuchar leído por un hablante nativo. Además, incluye vocabulario y ejercicios para que mejores tu inglés.
2. Jellied Eels
Una delicia para los paladares más aventureros y una pesadilla para otros, las jellied eels (anguilas gelatinosas) son un clásico de la cocina del este de Londres. Este peculiar manjar se prepara cocinando anguilas en un caldo especiado hasta que estén tiernas, para luego dejarlas enfriar en su propio caldo hasta que este se solidifica, formando una gelatina natural alrededor de la carne. Su textura resbaladiza y sabor único pueden no ser del agrado de todos, pero para aquellos que crecieron con este plato, es un recordatorio de las tradiciones culinarias arraigadas en la historia de la ciudad.
3. Mushy peas
Los mushy peas, guisantes secos cocidos y triturados hasta obtener una consistencia cremosa, son un acompañamiento clásico de la cocina británica. Amados por muchos y odiados por otros tantos, estos pequeños guisantes verdosos tienen el poder de dividir al público. Quienes los adoran aprecian su sabor dulce y su consistencia aterciopelada que los convierte en el compañero ideal para el fish and chips o el sunday roast. Sin embargo, aquellos que los encuentran poco atractivos a menudo los evitan debido a su textura pastosa y su aspecto poco atractivo.
4. Haggis
El haggis es un plato tradicional escocés, hecho con corazón, pulmón e hígado de cordero mezclados con avena, cebolla y especias, todo envuelto en estómago de cordero. Este plato lleno de sabores tiene una larga historia y un lugar especial en los corazones de los escoceses. Para muchos, es una exquisitez llena de sabor y tradición, especialmente cuando se sirve con neeps y tatties (nabos y patatas). Sin embargo, su lista de ingredientes puede resultar un tanto intimidante para los comensales menos atrevidos y su sabor demasiado fuerte para aquellos que no están familiarizados con la cocina tradicional escocesa.
5. Pickled eggs
Los huevos en vinagre son otra rareza culinaria británica que no pasa desapercibida. Estos huevos duros, conservados en una mezcla de vinagre y especias, tienen un sabor ácido y picante que puede dividir opiniones. Algunos los aprecian como un clásico tentempié de pub para acompañar una pinta de cerveza, mientras que otros los evitan debido a su fuerte sabor y su aspecto poco atractivo. Sin embargo, para muchos, los pickled eggs son parte integral de la experiencia culinaria británica, evocando recuerdos de noches pasadas en alegría.
6. Laverbread
El laverbread, una delicia originaria de Gales, se ha difundido también en Inglaterra como un plato tradicional hecho a base de algas marinas comestibles. A menudo, se cocina y se sirve junto con huevos y bacon, creando una combinación de sabores única y deliciosa. Para quienes aprecian su valor nutricional y su arraigo en la cultura galesa, el laverbread es un manjar incomparable. Sin embargo, para aquellos menos familiarizados con las algas como alimento, la idea de probarlo puede resultar desconcertante al principio.
7. Steak & Kidney Pie
El Steak & Kidney Pie es un clásico venerado en la gastronomía británica. La combinación de tierna carne de res y riñones en una salsa rica y sabrosa, envuelta en una masa de pastel dorada y crujiente, es una delicia que ha perdurado a lo largo de generaciones. Sin embargo, la presencia de riñones puede generar debate entre algunos comensales menos familiarizados con su sabor distintivo. Aun así, para muchos, este plato es una experiencia culinaria reconfortante y satisfactoria, especialmente cuando se sirve caliente y acompañado de puré de papas o guisantes.
8. Black pudding
El black pudding, similar a la morcilla española, es un embutido elaborado con sangre de cerdo, grasa, cebolla y avena. Tiene sus raíces en tiempos antiguos, siendo una forma ingeniosa de aprovechar la sangre y evitar el desperdicio después de la matanza del cerdo. Su color oscuro y su sabor fuerte lo hacen apreciado por algunos, especialmente cuando se sirve frito y crujiente, y para muchos se ha convertido en parte esencial del full English breakfast, un desayuno copioso que incluye huevos, salchichas, tocino, tomates y otros elementos típicos. Sin embargo, para aquellos no acostumbrados a los sabores intensos, el black pudding puede resultar una experiencia demasiado atrevida.
9. Stargazy pie
El stargazy pie es un plato peculiar que genera opiniones encontradas debido a su presentación única, con sardinas asomando sus cabezas a través de la masa. Esta particularidad no es solo estética; se dice que permite que los aceites del pescado se mezclen en ese pastel típico del pueblo pesquero de Mousehole en Cornualles, usualmente rellena de sardinas, huevos y patatas. Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando Mousehole enfrentaba una hambruna y el pescador Tom Bawcock arriesgó su vida para pescar durante una tormenta, logrando una gran captura de sardinas. En honor a su valentía, se creó este plato con los peces asomando sus cabezas como símbolo de su hazaña.
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